El 7 de abril se celebró el día de la educación rural en Chile. Un tema de constante interés y debate en los últimos años. A pesar de los esfuerzos públicos y privados, persisten desafíos significativos en la entrega de una educación de calidad a las comunidades más alejadas del país.
En este artículo, exploraremos los principales desafíos que enfrenta la educación rural en Chile, así como las oportunidades para mejorarla y fortalecerla.
¿Cómo es la educación rural en Chile?
Cuando reflexionamos sobre educación rural debemos considerar múltiples aspectos como las características del territorio chileno y su diversidad cultural. Muchos establecimientos tienen características, prácticas y desafíos diferentes a los del mundo urbano. Esto se refleja en una multiplicidad de contextos.
Antecedentes clave:
El último estudio publicado por Centro de Estudio Mineduc (2024), sobre los cambios más significativos que ha experimentado la educación rural en la última década (2012-2022), reveló que en el año 2022 existían 3.247 establecimientos educacionales rurales (29% del total del territorio nacional). Estos acogieron aproximadamente 280 mil estudiantes (7,7% del total de matriculados/as en el país).
Comparando su desarrollo en la última década, podemos afirmar una alarmante realidad. Según el mismo estudio, el número de estudiantes inscritos/as disminuyó en un -6,1% (281.536 estudiantes menos). Por su parte, los establecimientos rurales también sufrieron una caída de -18,5%.
Pese a esta disminución, el número de docentes en educación rural tuvo un alza del 23,8%, pasando de 25.692 en el año 2012 a 31.808 en el 2022.
Respecto a la distribución geográfica, las regiones con mayor cantidad de establecimientos rurales fueron La Araucanía (607), Los Lagos (508) y El Maule (373).
La educación rural no sólo comprende la educación parvularia y/o básica, también existe oferta rural en la educación media humanista-científica, técnico-profesional y jóvenes y adultos/as.
Desafíos y oportunidades en la Educación Rural
Las barreras tecnológicas y de conectividad representan un desafío y, a su vez, una oportunidad para la educación rural. Muchas escuelas carecen de infraestructura adecuada, incluyendo salas de clases equipadas, laboratorios y acceso a internet.
“Incorporar tecnología es una apuesta para ampliar las oportunidades de crecimiento a distintas localidades y generar comunidades de aprendizaje entre profesionales. Hemos recibido con gran entusiasmo la participación de docentes y directivos a través de encuentros a distancia, que suman a la comunidad de aprendizaje desde su experiencia en zonas rurales”. Señala Gabriela Errázuriz, Directora Ejecutiva de Algeduc.
Además, Chile es un país geográficamente diverso. Las distancias y la dispersión de las comunidades rurales representan un desafío logístico para el traslado. Muchos estudiantes y docentes, deben viajar largas distancias para llegar a la escuela, lo que puede resultar en altos índices de ausentismo y dificultades de acceso para aquellos que viven en zonas más remotas, especialmente en temporada de invierno.
Una de estas oportunidades es el desarrollo de políticas y programas educativos específicamente diseñados para abordar las necesidades de las comunidades rurales. Esto podría incluir la asignación de recursos adicionales para mejorar los traslados, la infraestructura escolar, proporcionar capacitación y apoyo adicional para los docentes rurales y promover la participación de las comunidades en la toma de decisiones educativas.
“En Algeduc hemos tenido el honor de colaborar con comunidades educativas rurales de la comuna de Lanco, Panguipulli y Puerto Octay, en las áreas de gestión directiva institucional, pedagógica y de convivencia escolar” Señala Andrea Cox, Directora Académica de Algeduc.
Asimismo, es fundamental fortalecer la colaboración entre el gobierno, las organizaciones no gubernamentales, el sector privado y las comunidades locales para abordar de manera integral los desafíos de la educación rural. Trabajar en conjunto para identificar soluciones innovadoras y compartir mejores prácticas, puede ayudar a cerrar la brecha educativa entre las zonas rurales y urbanas y promover un desarrollo equitativo en todo el país.
En conclusión, la educación rural en Chile enfrenta desafíos significativos, pero también ofrece importantes oportunidades para mejorar y fortalecer el acceso a una educación de calidad en las comunidades rurales.
Una colaboración efectiva y el desarrollo de políticas y programas específicos para las comunidades rurales, podría colaborar a la construcción de un sistema educativo inclusivo y equitativo que brinde oportunidades de aprendizaje para todos los niños y jóvenes chilenos, sin importar dónde vivan.